El té, la segunda bebida más consumida en nuestro planeta por detrás del agua, es una de las fuentes más sorprendentes de nutrientes: los llamados flavonoides. Se trata de unos perfectos antioxidantes que, al parecer, eliminan los radicales libres potencialmente dañinos que vagan por nuestro organismo provocando problemas de salud crónicos (enfermedades cardiovasculares, cáncer, artritis, etc.)
De entre la amplia gama de sabores que actualmente podemos encontrar casi en cualquier establecimiento, destaca por sus beneficios el té verde ya que sus propiedades antioxidantes ayudan a prevenir especialmente el cáncer de colón (entre otros), tal y como se dedujo de un estudio realizado en China. También ayuda a proteger el esmalte dental por su alto contenido en fluoruro y las enfermedades de encías.
Sin embargo, no todos son beneficios: el té también tiene contraindicaciones. El flúor, beneficioso en su justa medida, puede causar el efecto contrario tomado en exceso. Puede llegar a resultar cancerígeno. Incluso los tés sin teína contienen mayor contenido de flúor que el resto.
Por lo tanto, consumo con moderación es la recomendación en este caso. Ya se sabe que... todo debe estar en su justa medida. Los excesos, créanme amigos, son siempre dañinos.