Buscando antecedentes, viajamos a los métodos de belleza del Antiguo Egipto, donde ya se daba una especial importancia al vínculo cosmética, belleza y salud.
Adquirieron especial importancia los baños diarios en el Nilo y sus canales, utilizando como aditivo al baño y complemento para la completa limpieza, el barro.
Posteriormente, la aplicación de cremas para el cuerpo, protectoras del sol, faciales y hasta desodorantes compuestas por ingredientes tan naturales como la miel, el incienso, la almendra, etc, completaban los rituales de belleza saludable de tan ilustre civilización.
Como vemos, ya desde tiempos remotos, el cuidado corporal es sinónimo de salud. Pero la época moderna nos ha traído un aditivo adicional: el placer de cuidarnos.
¿Por qué embadurnar nuestro cuerpo con barro pudiéndolo hacer con algo mucho más... dulce?
La tendencia es disfrutar mientras nos cuidamos. Así, tratamientos como la chocolaterapia colmarán las mejores expectativas de los más exigentes y serán la delicia de los más golosos.
Este relajante tratamiento, aplicado en forma de masajes, tonifica, remineraliza, nutre e hidrata nuestra piel, actuando sobre nuestro sistema nervioso como ansiolítico y antidepresivo, siendo a la vez un excelente anticelulítico, ya que posee la cualidad de drenar nuestra circulación sanguínea. Utilizando aceites derivados de la semilla del cacao, los relajantes masajes harán que nuestra piel se sienta especialmente renovada, tersa y suave, pero sobre todo, nos embriagará con su característico aroma produciendo en nosotros una incomparable sensación relajante. También podemos optar por las envolturas a base de mousse especial de chocolate y posterior recubrimiento con manta eléctrica, lo que favorecerá la absorción de sus componentes nutritivos.
Atrás quedan las mascarillas de pepino (que hacían estremecer a más de un recién estrenado esposo), de aguacate o incluso de yoghurt. Sin menospreciar sus cualidades saludables, dejaban mucho que desear en cuanto a disfrute personal.
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